Nuestro colegio, nuestra biblioteca, se unen a la celebración del «Día de la Biblioteca» que se celebrará el día 24 de octubre.
La elección de este día es en recuerdo de la destrucción de la Biblioteca de Sarajevo, incendiada en 1992 durante el conflicto balcánico, la Asociación Española de Amigos del Libro infantil y Juvenil tuvo la iniciativa de establecer el 24 de octubre como el Día de la Biblioteca.
La idea surgió en el año 1997 para trasladar a la opinión pública la
importancia de la biblioteca como lugar de encuentro de los lectores de
todas las edades con la cultura, y como un instrumento de mejora de la
formación y la convivencia humana.
En nuestro país este día está dedicado especialmente al público infantil y juvenil.
Con este motivo, las bibliotecas escolares andaluzas, además de organizar actividades de animación a la lectura o participar en las organizadas por las bibliotecas públicas,
pueden aprovechar esta celebración para dar a conocer sus servicios a
la comunidad educativa, difundiendo su colección y actuaciones
especialmente entre el alumnado de nueva incorporación al centro y sus
familias.
Campaña «Pillado en la biblio»
Por su parte, el Observatorio de la Lectura y el Libro ha lanzado en Twitter e Instagram la campaña #PilladoenlaBiblio invitando
a los usuarios de estas redes sociales a dejarse “pillar”,
literalmente, en las bibliotecas y contar qué han encontrado en ellas.
Solo hay que enviar una foto que demuestre estar "pillado" en la biblio
mostrando lo que habéis encontrado en ella: imágenes curiosas,
sugerentes, originales, tiernas, inesperadas…
Pregón de Gonzalo Moure
EL DÍA DE LA LUZ
Vengo del desierto del Sáhara, de inaugurar una biblioteca. Está en
Dajla, el más alejado, el más olvidado de los cinco campamentos de
refugiados saharauis. Es la cuarta biblioteca que construimos, y es
preciosa. En el centro hemos plantado árboles, para que los niños y los
jóvenes del Sáhara puedan experimentar el gozo de sentarse a su sombra a
leer un libro. No queremos que esa biblioteca sea ningún “templo de
silencio”, sino más bien un espacio para del sonido, para el ruido. Una
biblioteca que ya es el lugar más hermoso del campamento. Un espacio
para desear ir a buscar lectura, pero también amistad, sueños
compartidos. Incluso amor. Un lugar en el que enamorarse mirando unos
ojos por encima de un libro. Porque al fin y al cabo, la biblioteca es
el lugar en el que se descubre al otro, de papel o de carne.
En
una película inolvidable, la mejor película de ciencia ficción de la
historia, 2001, una odisea del espacio, aparece un monolito cada vez que
el hombre se dispone a dar un salto cualitativo. Kubrick, su director,
debería haber puesto un libro en su lugar. Porque han sido los libros
los que han marcado el ritmo de los cambios del ser humano. Porque el
libro es el laboratorio del hombre, el lugar en el que se experimenta
con emociones, descubrimientos, utopías, apuestas. Somos lo que somos
porque hemos pensado y escrito sobre cómo ser y sobre cómo no ser. Y
seremos lo que pensemos, lo que piensen y escriban las próximas
generaciones.
Así que una biblioteca no es solo un lugar en el
que invitar a leer, sino también, o por eso, un lugar en el que invitar a
escribir. Las bibliotecas del siglo XXI son, pueden ser, tienen que ser
el semillero de nuevas novelas, nuevos monolitos, mojones de nuestro
futuro. Si el siglo XX fue sin duda el siglo de la lectura, el siglo XXI
puede llegar a ser el siglo de la escritura, ya lo está siendo.
Por todo eso construimos bibliotecas en los campamentos del desierto.
Porque no son solo para los saharauis. Las paga nuestra sociedad civil,
mediante socios adultos, y mediante actividades solidarias en colegios,
institutos y bibliotecas. Y los alumnos y lectores que las sufragan se
hacen conscientes de lo extraordinario que es tener una biblioteca,
aprenden a valorar la suya, a defenderla. Cada biblioteca del desierto
tiene detrás a miles de niños, jóvenes y adultos que la han hecho
posible con su pequeño esfuerzo. Sumando. Cada lector saharaui tiene a
su lado a miles de lectores, más conscientes de la importancia de una
biblioteca, porque con su trabajo se ha construido una, en un clima y un
lugar tan hostil.
Piensa en tu biblioteca. Hubo un día en el
que esa biblioteca no existía. Alguien la soñó, luchó por ella, la llenó
de libros y también de sueños. Hazte del equipo de ese alguien que la
hizo posible, lucha por un mundo en el que no haya un ser humano que no
tenga cerca una biblioteca, o un amoroso bibliobús. Que no haya un solo
niño, joven o adulto, que no roce la mano de una bibliotecaria que le
aconseje, que le oriente en el laberinto. Que es lo mismo que decir que
no haya un solo ser humano conectado a lo que fue, lo que es y lo que
será.
En tu mano hay millones de manos, estrechando la tuya,
acompañándote en el camino. Tiernas o callosas, pequeñas o grandes. En
el libro que te espera en la mesilla de noche o junto al sofá, hay
millones de libros. Ingenuos o complejos, humildes o lujosos. Pero todo
preciosos. Conectados todos por un invisible hilo de plata que une mano
con mano, estantería con estantería, un hilo inacabable y luminoso.
Inacabable, y así sea. Hoy es el Día de la Biblioteca, que es lo mismo
que decir El día de la Luz.
Feliz día, feliz siglo.